Amigos
almerienses:
Mañana será
un gran día. Seguro.
Durante toda la semana les habrá
sucedido igual que a mí: estaban inmersos en sus cosas del día a día y de
pronto les llegaba el recuerdo del partido. Un flashazo. Casi un suspiro de la
imaginación que les provocaba un ligero temblor y una sonrisa. Después regresaban
a lo que estaban haciendo, pero algo había cambiado.
Una de las gracias del futbol es la
de provocar sentimientos inexplicables, lazos irrompibles, complicidades
misteriosas.
Pienso en Manuel y en Eugenio y en
Jesús y en María… y aquí me detengo porque podría seguir enumerando nombres de
personas maravillosas por un buen rato. Pienso, pues, en todos ustedes y se me
pone la piel chinita al imaginar lo que ahora sentirán.
Mañana nuestro corazón estará en
Villarreal.
No importa que veamos el partido en
un bar cercano a la Puerta Purchena o en una cabañita en el Ajusco: mañana
nuestro corazón estará en Villarreal.
Y al final del partido podremos
abrazarnos a la distancia o a la cercanía. No importa cómo, pero nos
abrazaremos porque habrá sido una gran jornada para nuestro Almería.
Eso
es seguro.