Quedé como finalista de los Premios de la
Fundación Cuatro Gatos por mi novela “Oki, tripulante de terremotos”. Cada año
la fundación premia a lo mejor de la literatura infantil en Ibero América por
lo que para mí es muy emocionante estar incluido en esa lista.
Las
historias son pequeños milagros que a veces se logran y a veces no. Como esas tortuguitas
que trastabillando intentan llegar al mar. Ya lo dice un torpe autor: “Invéntate
una carta astral, un falso horóscopo y no descanses hasta cumplirlo al pie de
la letra”.
Si
Oki pudo convertirse en libro y tiene forma y color y 221 páginas y una hermosa
portada con bicicleta roja se debe al trabajo de mi querida editora Hinde
Pomerianec.
Gracias
a todos (en especial a ese loco niño japonés que me obligó a contar su historia).
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